lunes, 11 de mayo de 2015

Misterio en el Cielo


     

     Una tarde ya al oscurecer llegó mi papá cansado como todos los días, pero esta vez, estaba más callado que de costumbre.

     Se quitó los baratos y ya desgastados zapatos, frotando con alivio sus pies, levantó la mirada y observó largamente a mi madre, quién lo miraba curiosa e intrigada por el nada usual silencio de mi padre, quien al fin dijo:

    —¿Creerás madre lo que vi esta mañana?, «madre, era como él acostumbraba dirigirse a ella», cerró los ojos, como aún pensado si lo que había visto podría ser verdad.

    —Iba bajando el cerro, —explicó aún exhorto en sus pensamientos— cuando a mitad del cerro me pareció ver salir de entre las nubes un enorme pájaro, —¡pero un pájaro gigante! —exclamó aún sorprendido.

   —Nunca he visto algo así, —enfatizó.

   Hizo una pausa al ver el incrédulo rostro de mi madre.

    —¡Es verdad, te lo juro!

     Caminó y encendió como era su hábito un cigarrillo. Yo escuchaba curiosa la conversación; en definitiva, estaba asustada, para entonces era una niña. Desde ese momento empecé a cuestionarme, y llegué a pesar que, tal vez, había un mundo o una dimensión que, de alguna forma, a veces enlazaba en el nuestro.

    Por supuesto contar una historia así en un pueblo chico era imposible, nadie lo creería, es más pensarían que estabas loco, lo más prudente era no comentarlo, y así fue, el asunto fue olvidado.

    Así pasaron muchos años, y toda la vida me acordé de esa historia,¿ habrá existido un ave tan grande, con alas del tamaño de una casa?
 

    —Una tarde de esas pocas donde una conversación te lleva a otra, comenté el suceso con una familia, quienes corroboraron la historia de mi padre, me explicaron que, efectivamente, existieron rumores y la gente contaba que lo habían visto de lejos, e inclusive, oído como aleteaba en los techos de sus casas.

    Ahondando más en la historia, me explican que hace años, donde la familia vivía, una mañana estaban tomando sus alimentos, cuando escucharon que unos aleteos se acercaban con fuerza a su casa, y repentinamente oscureció.

    —¿Oscureció? ¿Literalmente? —pregunte intrigada, —bueno, no tanto—aclaró ella—. Era la sombra de las alas del ave acercándose que hacían que se viera como que si se hubiese ocultado el sol.

     ¿Y ustedes salieron? ¿ Lo vieron?, — pregunte emocionada— No mija, nadie salió solo nos quedamos quietos, callados, hasta que sentimos que se fue, salimos y ya no vimos nada.

    Ahora en las atardeceres, a veces subo a mi balcón, y miro mi ciudad, una ciudad que ha crecido mucho, donde sus mañanas y atardeceres son calurosos, y pienso en esas aves,  ¿Será que algún día veré ese enorme pájaro con esas gigantes alas?¿Existe un túnel que conecta la prehistoria y nuestra actualidad? ¿Tal vez, un mundo paralelo? ¿O todavía existirán esos gigantescos pájaros? Y si es así, ¿por qué ha visto más avistamiento de los mismo? Un tema de muchas dudas y controversias...